Crítica cinematográfica: Adam resucitado, de Paul Schrader.

«A principios de los sesenta, el famoso ilusionista judío Adam Stein (Jeff Goldblum) vive en una clínica psiquiátrica para supervivientes del Holocausto en el desierto de Negev. Manipulador, cínico y seductor, maneja a su antojo al resto de pacientes desafiando las normas del director del centro (Derek Jacobi). La llegada de un niño que se cree perro le hará reencontrarse con su doloroso pasado, cuando recluido en un campo de concentración fue brutalmente denigrado por un comandante nazi (Willem Dafoe) el cual a cambio de garantizarle la vida, le obligó a comportarse como si fuera su perro. A partir de su terrible experiencia, Adam luchará por devolver al niño su dignidad y así poder recuperar la suya«.

Adam Resucitado llega a las pantallas españolas con cierto retraso en relación al año de realización del film (2008). Algo no demasiado habitual, como tampoco lo es que se estrene en España una producción internacional de países como Alemania, EE.UU. e Israel. Lo que sí es algo más usual es que el film, dirigido por Paul Schrader e interpretado por Jeff Goldblum, Derek Jacobi y Willem Dafoe, trate sobre las secuelas físicas, emotivas y psicológicas que provocó el intento de exterminio racial judío por parte de la Alemania nazi. Algo que, en parte, y de otra forma, ya pudimos ver en el año 1997 en La tregua, la adaptación de la obra de Primo Levi, dirigida por Francesco Rosi e interpretada por John Turturro.

Adam Resucitado transita entre dos periodos temporales distintos. El primero nos traslada a la Alemania de los años 30-40, para mostrarnos la vida del ilusionista judío Adam Stein y las consecuencias que para él y su espectáculo de cabaret-circo teatral tiene la llegada al poder del nazismo, fiel reflejo de la violencia de unos tiempos que llevaría a Europa y al mundo a enfrentarse en la guerra más destructiva que ha llevado a cabo la humanidad. El segundo periodo temporal mostrado, y el principal de la película, nos transporta a los años 60, a una clínica psiquiátrica hebrea para supervivientes del Holocausto, que nos mostrará como las brutales heridas psicológicas y espirituales sufridas por la población judía y somatizadas por los supervivientes del genocidio aún siguen abiertas y lo difícil o imposible que puede ser sobrevivir con los recuerdos y los traumas acumulados en sus cuerpos y sus mentes.

Uno de los internos del centro es Adam Stein, famoso ilusionista judío que lo perdió todo, familia y objetivos en la vida, en un campo de concentración nazi. Stein tuvo que sumar, además, la humillación de verse obligado por el comandante nazi a hacerse pasar por un perro, mientras su mundo iba desapareciendo amenazado por la actividad de los crematorios humanos. La llegada al centro de rehabiliatción de un de niño que se cree perro, provocará en Stein una regresión traumática hacia el pasado, que solo podrá vencer ayudando al muchacho, convirtiéndolo, de nuevo, en un ser humano.

El reto de Schrader, por desgracia, no está a la altura de la novela que adapta, escrita por Yoram Kaniuk, ni del tema que intenta analizar, y puede que aquí esté la clave de los cuatro años de retraso del estreno de la cinta en España. Si bien el argumento resulta interesante y nos vuelve a llevar al infierno que solo los humanos, entre todas las especies del planeta, somos capaces que avivar, las actuaciones y el desarrollo de la película nos dejan en un limbo de expectación no resuelto.

Jeff Goldblum lleva el peso de la película, ya sea de aquella ambientada en la Alemania nazi como de la que acontece en el Israel de los años 60. Aunque su interpretación es elocuente y vívida, la trama del film marea demasiado y sin necesidad al espectador y no consigue narrar de forma certera aquello que quiere explicar: algo tan sencillo y tan complicado a la vez como es el porqué de la existencia del mal. Por no hablar del elemento «fantástico» que imbuye a su personaje, que no queda para nada explicado ni integrado en la película. El resto las podríamos considerar actuaciones secundarias, aunque a niveles diferentes. Derek Jacobi realiza una aparición más que de secundario de comparsa, algo que, seguramente, se debe o a la adaptación o la postproducción de la película, la tumba donde las más de las veces queda enterrado el duro trabajo de un actor. Willem Dafoe encarna al comandante nazi al cargo del campo de concentración, en toda una serie de escenas que explican muy poco los porqués de sus actos y consiguen tan solo mostrarnos un lienzo de las abominables experiencias vividas por aquellos condenados a vivir (y morir) entre los límites alambrados de un campo de exterminio. Algo que, por desgracia, ya hemos visto en muchas otras películas que tratan el tema.

El resultado es una película que analiza una materia mucho más que importante, inhumanamente trascendental, pero que no mueve al público de su butaca. Y cuando afirmo esto lo que quiero decir es que el film no hace vibrar el corazón ni apremia a meditar demasiado la mente del espectador, de allí que hablara ante de limbo de expectación.

Adam resucitado es una propuesta interesante por el tema que trata, las heridas abiertas provocadas por el mayor genocidio llevado a cabo por el hombre, pero que pierde gas a medida que avanza debido a una indefinición de su guion y a la forma y el ritmo de materializarlo en la pantalla. Toda una lástima porque la idea y la suma de actores que intentan darle vida, podrían haber alcanzado una nota y un acabado mucho mejor.

Título: Adam Resucitado
Dirección: Paul Schrader
Reparto: Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Derek Jacobi, Ayelet Zurer, Hana Laslo, Joachim Król, Evgenia Dodina y Rapiteanu
Guión: Noah Stollman, basado en la novela El hombre perro, de Yoram Kaniuk
Fotografía: Sebastian Edschmid
Música: Gabriel Yared
Diseño de producción: Alexander Manasse
Productores: Ehud Bleiberg y Werner Wirsing
Año de producción: 2008
Fecha de Estreno en España: 19 de Octubre de 2012

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

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